Adentro mío estoy bailando (Argentina-Austria/2023). Dirección: Leandro Koch y Paloma Schachmann. Elenco: Leandro Koch, Paloma Schachmann, Perla Sneh, Rebeca Ianover, César Lerner, Marcelo Moguilevsky, Lukas Rinner, Vanya Lemen, Ivan Popovych, Simkhe Nemet, Vasile Rus, Bob Cohen, Victor Covaci, Dumitru Covaci, Nicolae Covaci, Gheorghe Covaci. Guión: Leandro Koch y Paloma Schachmann. Fotografía: Leandro Koch y Roman Kasseroller. Edición: Leandro Koch y Javier Favot. Sonido: Nahuel Palenque. Distribuidora: Santa Cine. Duración: 117 minutos. Salas: Malba.
Por Hernán Cortés
El klezmer, un festivo género musical con raíces en la comunidad judía de Europa del Este, tuvo su auge antes de la Segunda Guerra Mundial pero, al igual que otras tradiciones de la cultura idish, parece ir extinguiéndose conforme pasan las generaciones. Sin embargo, hay quienes tratan de mantener viva la llama. Leandro Koch y Paloma Schachmann, pareja de directores de ascendencia judía, decidieron rastrear a aquellos músicos (principalmente clarinetistas y violinistas) que, desparramados por el mundo, siguen entregados al klezmer actuando en casamientos, bares e incluso en la intimidad de su hogar.
Para abordar esta investigación, en los papeles de carácter etnográfico, la dupla decidió tomar como disparador un relato tradicional (un sepulturero que se enamora de una chica aficionada al estudio de la Torá) y adaptarlo a su propuesta. Narrado en off e interpretado por los propios realizadores, Leandro, un camarógrafo algo cínico y distanciado de la cultura judía, conoce en un casamiento a Paloma, una clarinetista interesada en la música klezmer. Para seducirla, él le inventa que está filmando a bandas de ese estilo para un documental, lo que redobla el entusiasmo de ella. Paloma, que quiere aplicar a una beca para investigar el tema, parte a Rumania para reunirse con un musicólogo y Leandro, para seguirle los pasos, se suma a la gira de un dúo por Austria.
Así, Adentro mío estoy bailando trabaja el formato documental con herramientas de la ficción. En el primer tramo, el punto de vista recae mayormente sobre Leandro, que cual detective rastrea por Europa del Este a músicos klezmer. La búsqueda se vuelve infructuosa y el equipo de productores que lo acompaña (firmó un contrato con la televisión pública austríaca) empieza a perder la paciencia. Luego la pareja se reencuentra en Rumania y sigue por Moldavia, donde hay un poco más de suerte y dan con algunos músicos y especialistas.
En términos documentales, la película resulta un valioso intento de rescatar una cultura casi olvidada. Los testimonios y las actuaciones permiten asomarse a este género, desconocido para mucha gente, e indagar sobre su historia y actualidad. En cambio, es en el terreno de la ficción donde el film se vuelve un tanto farragoso. Si bien por momentos fluye como road movie o comedia romántica, las largos trayectos en busca de músicos hacen algo tediosas sus casi dos horas de duración.
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