Reseñas de Desbarrancada (Guadalupe Yepes), por el certamen nacional, y La vida es (Lorena Villarreal), del apartado latinoamericano.
Por Hernán Cortés (Desde Mar del Plata)
Desbarrancada (Guadalupe Yepes): Como Rojo o La larga noche de Francisco Sanctis, estamos ante otra propuesta contemporánea que revisa la participación -por complicidad u omisión- de un sector de la sociedad argentina durante la última dictadura. Gina (Carla Pandolfi) es una mujer de unos cuarenta años que no logra quedar embarazada. Está casada con Carlos (Luis Machín), un tipo perverso y maltratador, con lazos -y negocios- con los militares. Insatisfecha y con mucho tiempo libre, Gina sale de su ensimismamiento cuando se entera de que una amiga de la infancia está desaparecida, lo que la lleva a tejer una serie de vínculos peligrosos (por ejemplo, con un contralmirante ligado a su marido), al mismo tiempo que planea su propia libertad. La alienada Gina que compone Pandolfi es lo mejor de esta película que retrata un drama íntimo como caja de resonancia de un drama nacional. Porque la represión, al igual que la caridad, siempre puede empezar por casa.
La vida es (Lorena Villarreal): El festejo de los 40 años de Nora es el punto de partida de esta película que indaga sobre, entre otros temas, la confraternidad femenina, el peso de las ausencias, el poliamor y el paso del tiempo. Nora (Natalia Plascencia) es inseparable de Eli (Naian González Norvind), una prima casi hermana, y parte junto a ella al viñedo familiar donde se realizará la fiesta. Ambas tienen sus propios dramas: Nora es huérfana de padre y su madre la abandonó de niña, quedando al cuidado de su tía Greta (Paulina García) y su pareja Gloria, mientras que Eli viene de una relación trunca y atraviesa una precoz menopausia. Estas cosas (y las que vendrán, como una prima desaparecida, la enfermedad de Greta o el derrotero de un trío amoroso) las iremos descubriendo a través de voces en off (hay una larga introducción donde Greta cuenta la historia familiar), flashbacks y rupturas de la cuarta pared (personajes dirigiéndose al público para ratificar o rectificar situaciones). Puede que la reiteración de estos recursos para presentar información y personajes resulten al principio un tanto confusos, pero una vez que se le encuentra el tono se trata de una película por momentos muy disfrutable, donde conviven amor, melancolía y miedo al futuro. Como la vida misma.


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