jueves, 19 de septiembre de 2024

El aroma del pasto recién cortado (Argentina-Uruguay-México-Estados Unidos-Alemania/2024). Dirección: Celina Murga. Elenco: Joaquín Furriel, Marina de Tavira, Alfonso Tort, Romina Peluffo, Emanuel Parga y Verónica Gerez. Guión: Celina Murga, Juan Villegas y Lucía Osorio. Fotografía: Lucio Bonelli. Edición: Manuel Ferrari. Sonido: Guido Berenblum y Gerardo Kalmar. Distribuidora: Digicine. Duración: 112 minutos. Salas: 37.

Por Hernán Cortés 

A diez años de su última película y tras filmar en Entre Ríos (Ana y los otros, La tercera orilla y el documental Escuela normal) y en un barrio cerrado (Una semana solos), Celina Murga se adentra por primera vez en la ciudad de Buenos Aires y sus vicisitudes urbanas, con vidas que muchas veces parecen replicadas en serie, agobiadas por la rutina, la neurosis y la insatisfacción.

 

Nuevamente apadrinada por Martin Scorsese en la producción ejecutiva, en esta oportunidad Murga se centra en dos historias especulares. Pablo (Joaquín Furriel) y Natalia (Marina de Tavira) andan por los cuarenta y pico, dan clases en la Facultad de Agronomía, están casados hace tiempo (él con Carla, interpretada por Romina Peluffo, y ella con Hernán, a cargo de Alfonso Tort), tienen dos hijos, pero sus respectivos trabajos y matrimonios parecen algo empantanados (sus parejas, casualmente, están desempleadas). Ambos están buscando otra cosa.

Un guion arquetípico conduciría que que Pablo y Natalia se conozcan y se enamoren, pero nada de eso sucede. Como si de compartimentos estancos se tratase, pese a compartir el mismo espacio, Murga opta por no cruzarlos, dejando que cada uno haga su propia experiencia. Y es en ese ámbito académico donde revive el deseo: Pablo comienza un affaire con Luciana (Verónica Gerez), una de sus alumnas, y Natalia hace lo propio con Gonzalo (Emanuel Parga), también estudiante.

Hablando de matrimonios, la directora no se casa con ninguno de sus dos protagonistas. Con una precisión casi milimétrica en la distribución de escenas, le otorga el mismo peso a sus respectivos devenires. Y no los juzga, solo acompaña su andar. Este juego de simetrías, sin embargo, corre el riesgo de restarle fluidez a la propuesta: cuando Pablo sienta el desfase de edad en un encuentro con Luciana y sus amigos roomies, sabremos que Natalia experimentará algo similar, o cuando el decano de la facultad le avise a él que su romance se filtró en las redes, seguidamente a ella también le cabrá el reto, y así. A ambos también los unirá cierta redención en el final.

Es inevitable preguntarse si El aroma del pasto recién cortado se sostendría prescindiendo de este recurso, concentrando la trama en un único personaje. Si se mantiene la solidez actoral de Furriel o De Tavira (o cualquiera de los secundarios) todo indicaría que sí. Pero -claro- estaríamos hablando de otra película. 

 

      
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