miércoles, 22 de marzo de 2023

Asfixiados (Argentina/2023). Dirección: Luciano Podcaminsky. Elenco: Leonardo Sbaraglia, Julieta Díaz, Natalia Oreiro, Marco Antonio Caponi, Zoe Hochbaum, Sofía Masri. Guión: Silvina Granger, Alex Kahanoff, Andrea Marra, Sebastian Rotstein. Fotografía: Nicolás Trovato. Edición: Patricio Pena. Música: Cachorro López. Distribuidora: Buena Vista. Duración: 90 minutos. Salas:

Por Hernán Cortés

Nacho (Leonardo Sbaraglia) y Lucía (Julieta Díaz) llevan veinticuatro años de casados, tienen una hija adolescente y, como sucede con muchos vínculos de larga data, atraviesan un periodo de amesetamiento. Él es dueño de una productora y parece incapaz de mirar más allá de su ombligo, enfrascado en las tratativas para una serie en la que participaría Natalia Oreiro (hay una breve intervención de la actriz uruguaya haciendo de ella misma). Lucía, por su parte, dirige un restaurante pero hace tiempo quiere retomar su vocación de fotógrafa. Con el objetivo de darse un respiro (el título de la película es más que elocuente), organizan un viaje en velero junto a Rama (Marco Antonio Caponi), amigo de Nacho, y su joven novia Cleo (Zoe Hochbaum).

 

En más de una oportunidad el cine argentino ha retratado a parejas de mediana edad en crisis, sobre todo pertenecientes a cierto segmento ABC1. De ese sustrato están hechos los últimos trabajos de Adrián Suar (como actor y como director) o de Hernán Guerschuny, donde puede ser normal, como sucede aquí, que afloren secretos y cuentas pendientes mientras se navega rumbo a Río Grande y se toma champagne. En ese sentido, Asfixiados tampoco escapa a la formula del matrimonio estancado que mira con envidia a sus amigos un poco más excéntricos. Pero, en este caso, la presencia Rama y Cleo -libres y poliamorosos por lo que se ve- parece un mero recurso para demorar una revelación que hará Lucía y que resultará el punto de giro de la película.

La clave para que este tipo de propuestas funcione es el timming actoral, estándar que en este segundo trabajo de Luciano Podcaminsky se cumple. El Nacho de Sbaraglia parece una continuidad de aquel productor neurótico y egocéntrico que interpretaba en Hoy se arregla el mundo (2022) -una veta que tal vez el actor descubrió recientemente-, Díaz siempre es sinónimo de solvencia y Caponi y Hochbaum no desentonan. La película tampoco escatima en recursos técnicos, el problema es que éstos quedan subordinados a un último tramo que, al igual que el velero, da vueltas y vueltas sin llegar a ninguna parte.

          

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