miércoles, 23 de diciembre de 2020

Nuevo orden (México-Francia/2020). Dirección: Michel Franco. Elenco: Naian González Norvind, Diego Boneta, Darío Yazbek Bernal, Mónica del Carmen, Eligio Meléndez, Fernando Cuautle. Guión: Michel Franco. Fotografía: Yves Cape. Edición: Óscar Figueroa. Sonido: . Distribuidora: BF París. Duración: 88 minutos. Disponible online en Cinemark Hoyts

Por Hernán Cortés

Por una de esas piruetas del destino, Nuevo orden, acaso la película más desmesurada y caótica de Michel Franco, el (ya no tan) enfant terrible del cine mexicano, ve la luz este 2020 desmesurado y caótico como pocos años. Y como si de una ironía de calendario se tratase, el film llega nuestro país -a través de Cinemark Hoyts- un día de paz y recogimiento como es el de Nochebuena.

Tras ganar el Gran Premio del Jurado en el último Festival de Venecia, durante el estreno en su país Nuevo orden generó una encendida polémica en las redes sociales, en la que Franco fue tildado de clasista y racista. Es que pedirle corrección política al director de Daniel y Ana, Después de Lucía y Las hijas de abril es deconocer su cine y acaso su visión del mundo.

Ambientada en el México actual, la película abre con una escena contundente: una sala de terapia intensiva de un hospital es desalojada abruptamente, con los enfermos llevados en andas y cuyas camas son ocupadas por heridos en una manifestación. Corte, y la acción se traslada a otra punta de la ciudad, donde se celebra un casamiento de una pareja de alta sociedad. En la ceremonia se advierte la presencia de gente de peso -políticos, empresarios, militares- y cierta artificialidad, por no decir incomodidad. Podría tratarse de uno de esos matrimonios acordados para favorecer económicamente a dos familias. 

Pero la burbuja de esta élite se pincha cuando un ex trabajador de los anfitriones se presenta en plena fiesta y pide un dinero para operar a su mujer, que había sido derivada a una clínica privada en aquel movimiento de pacientes. Solo a Marianne (Naian González Norvind), la novia, parece preocuparle la necesidad de su antiguo empleado, al punto de abandonar su propia boda para ayudarlo. Un chorro previo de pintura verde sobre uno de los autos de los invitados será una señal de preocupación.

No conviene adelantar mucho más sobre la trama, pero poco a poco las tensiones sociales irán traspasando los muros de esa lujosa mansión hasta convertirse en una espiral de violencia sin retorno. En distintos puntos de la ciudad hay revueltas masivas, con incendios, saqueos y el ejército en la calle. Franco prescinde de explicar las causas del estallido, pero expone -sin privarse de sadismo y abyección- la fractura entre una clase social hastiada y decidida a arrasar con todo y otra especuladora y corrupta. Y a río revuelto, unas fuerzas de seguridad dispuestas a sacar su tajada en esta cuasi guerra civil.

Excesiva, cruel, alegórica (hay una intención resaltar la pintura verde y el vestido rojo de la protagonista para aludir a la bandera mexicana), visualmente impactante por momentos (buen trabajo del DF Yves Cape), quizás algo despareja desde lo actoral, Nuevo orden no hace otra cosa que confirmar lo que Franco viene sosteniendo en cada una de sus películas: el mundo es un lugar horrible.


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