lunes, 6 de agosto de 2018

El director general Marco Mühletaler analiza las claves para consolidar la muestra. Este año hay récord de títulos peruanos y guiños para llevar espectadores a las salas.

Por Hernán Cortés
(Desde Lima)


La vigésimo segunda edición del Festival de Cine de Lima es la primera con Marco Mühletaler y Josué Méndez al frente, director general y artístico, respectivamente. Mientras Méndez es un cineasta que renovó el panorama local (su película Días de Santiago es considerada "la Pizza, birra, faso peruana"), Mühletaler lleva más de diez años trabajando en el Centro Cultural de la Universidad Católica, coordinadora del evento. Se trata de una gestión joven, renovadora, cuyos objetivos pasan por dale al festival un perfil abierto a un público no necesariamente especialista. "Hasta este año no existían un director artístico y uno general. Antes las dos personas se encargaban de esos roles simultáneamente. Ellos dirigían el Centro Cultural y durante el festival asumían ambas funciones", explica Mühletaler, en diálogo con InfoCine.

-¿Con qué festival se encontraron cuando asumieron y cuáles fueron sus aportes?
-Encontramos un festival que tiene una forma muy clara, que tiene una tradición muy importante, y es muy esperado por el público. Ya tiene un posicionamiento nacional e internacional. Directores, productores y distribuidores tienen una relación establecida con nosotros hace veintidós años. Nos hemos encontrado, a medida que fue creciendo el festival, con mucho público que es habitual, que conoce y sabe moverse dentro de tantas películas, pero también hay un público que no se acerca porque encuentran una barrera psicológica entre ellos y el festival por la cantidad de material. Que al haber muchas cosas piensa que tiene que ser especialista para entenderlas. Este fue un hallazgo muy importante. Entonces hemos emprendido junto a Josué un trabajo para ayudar al público a que no se pierda en el festival, por ejemplo, aclarando mejor las secciones. Este año tenemos una sección que se llama "Las irresistibles", que antes existía y se llamaba "Múltiples miradas", pero hemos hecho la aclaración para que se sepa que es abierto, que son películas que tienes que ver. El cambio simplemente es enfocar un poquito desde el lenguaje algo que ya estaba. Por otro lado, hemos hecho un esfuerzo muy consciente de acercar al público desde el concepto "Mira con libertad" de este año, que sientan que no es un espacio para especialistas. Ver una película no te exige tener un posgrado: tú la ves, la disfrutas o la odias y cada uno se lleva algo. Vemos que está dando sus frutos porque notamos caras nuevas en las salas. Se está descubriendo que el festival no es un monstruo que muerde.

-¿Cómo trabajaron los programadores para lograr estos lineamientos?
-Hemos buscado también personas de otros ámbitos para que nos ayuden a darle mayor amplitud, oxigenar al equipo, y ha funcionado bien para todos. Ha sido un comité de selección muy armónico, muy equilibrado en ese sentido.

-Este año hay mayor presencia de cine peruano en la programación. ¿Lo debés a esta estrategia o a un crecimiento de la producción local?
-Ayer me dijeron un dato que no manejaba y me encantó: la proporción entre películas peruanas estrenadas y público que asiste a verlas es una de las más importantes en la región. Aquí se estrenan cerca de treinta películas por año, que afortunadamente tienen una vida muy buena en las salas. Hay películas que están ocho o diez semanas en cartelera, y llevando mucha gente a las salas. Entonces hay un interés muy claro del público por el cine peruano. Esto es como el vino (risas): hay cosechas, y de pronto este año la cosecha fue muy buena y encontramos que había muchas películas que debían estar en el festival. Por motivos obvios no las podemos poner a todas en competencia, porque es un panorama latinoamericano, pero este año tenemos cuatro películas en la Competencia de Ficción, tres en en Competencia Documental y seis en Hecho en el Perú, que es una sección que creamos especialmente por la cantidad de películas buenas que no pueden entrar a competencias, con tres documentales y tres ficciones. Este año además sentíamos que teníamos que volver un poco a la raíz, que teníamos que mirar hacia el cine peruano producido en regiones, que mucho más allá de las películas es un fenómeno cultural y de industria sumamente interesante, porque ha logrado encontrar caminos para la producción y comercialización alternativos a los tradicionales. Entonces queríamos realizar un tributo a aquellos veintidós años de ese cine e inaugurar una sección que año a año pueda dar lugar, por ejemplo, a un foco sobre el cine amazónico, y traer a Lima algo de que lo allí se produce pero que difícilmente el público puede verlo.

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