miércoles, 6 de abril de 2016

Guaraní (Argentina-Paraguay/2015)Dirección: Luis Zorraquín. Elenco: Emilio Baretto, Jazmín Bogarín. Guión: Luis Zorraquín, Simón Franco. Fotografía: Diego de Garay. Edición: Nelo Bramuglia. Música: Pablo Borghi. Distribuidora: Aura Films. Duración: 85 minutos. Salas: 7.

Por Hernán Cortés

Las últimas (y escasas) referencias del cine paraguayo que tenemos en Argentina vinieron de la mano de 7 cajas y Luna de cigarras (la primera, un pequeño fenómeno de taquilla y permanencia en la cartelera). Aquellas películas, deudoras del vértigo de Quentin Tarantino y Guy Ritchie, contrastan con una propuesta mucho más reposada y climática como Guaraní. El film está dirigido por Luis Zorraquín, un argentino que, por su trabajo de publicista, visitó frecuentemente Paraguay y se impregnó de su historia y su cultura.


Mucha de la idiosincrasia del país limítrofe está puesta en Atilio (Emilio Baretto), un anciano que vive con varias de sus hijas y su nieta Iara (Jazmín Bogarín) en un rancho junto al río. Fundamentalista del idioma guaraní (de ahí el título) y apegado a las tradiciones locales, Atilio va de orilla a orilla en su desvencijado bote transportando licores y otras cosas no especificadas (¿contrabando?) en compañía de Iara. Ella, en plena pubertad y un poco cansada del agrio carácter de su abuelo, recibirá una carta de su madre desde Buenos Aires, donde trabaja, en la que anuncia que tendrá un hijo varón. La noticia es recibida con alegría por Iara, pero aún más regocijo siente Atilio, que por fin tendrá asegurada la descendencia masculina. Pero la alocada idea de que el bebé nazca en Paraguay hará que Atilio arrastre a Iara rumbo a Buenos Aires para traer a su hija de vuelta.

A través de Atilio, Zorraquín deja colar durante el viaje algunas referencias a la Guerra de la Triple Alianza y a viejos mitos guaraníes, además del machismo imperante en esa región. Para Iara, en tanto, el periplo significará una oportunidad para madurar a la fuerza. Esta road movie de opuestos complementarios (abuelo y nieta también en la vida real) evoca a Las acacias (2011) no solo por su similar recorrido (aunque aquí vivirán situaciones más accidentadas), sino también por la excelente fotografía (mérito de Diego de Garay) que acompaña a las no menos notables interpretaciones. Bienvenidos los matices en el cine paraguayo.


0 comentarios :

Publicar un comentario