domingo, 17 de marzo de 2013

Ayer sábado finalizó el encuentro de cine argentino – europeo, en el que se premió con el Balance de Oro a Elefante blanco, dirigida por Pablo Trapero y protagonizada por Ricardo Darín. En su novena edición, el festival alcanzó la concurrencia record de 27.000 espectadores, cuando todavía hoy quedan chances de ver algunas repeticiones.

A continuación, un repaso de algo de lo que se pudo ver:

- Marea baja (Paulo Pécora) : En los últimos años, el cine argentino arrojó un puñado de películas con el Delta como escenografía (La león , de 2007, Caño dorado, de 2011, y Todos tenemos un plan, de 2012, con Viggo Mortensen en el papel principal). Como en aquellas, la atmosfera de Marea baja es intrigante. Poco se sabe de Pascual (Germán de Silva), que llega a una de las islas ocultandose de algo o alguien. Con el correr de los minutos, se develará que se quedó con un “vuelto” y que vienen tras él. Para esto, se oculta en un caserón regenteado por dos mujeres. Allí, la trama se enrrarece cada vez mas y, con pocas palabras y muchas sugerencias, la película logra crear suspenso en su breve duración (73 minutos)

90 minutos (Eva Sorhaug): Quien piense que Noruega es un país apacible cambiará de opinión luego de ver esta película. Tres historias distintas que encierran tres asesinatos por consumarse. ¿Que pasa con los victimarios durante la hora y media anterior a los hechos? Un obsesivo ejecutivo, un drogadicto maltratador y un policía retirado son los protaginistas de este film que no explicita causas ni consecuencias.

- La Compañia Orheim (Arlid Andersen): Nuevamente Noruega ofrece una historia violenta, con el alcoholismo como leit motiv. Un padre entregado a la bebida intenta que su mujer y su hijo adolescente sucumban ante sus delirios militares, imaginando que su familia es una compañia, como lo especifica el título. Pero Jarled, el muchacho, no se la hará tan facil. Gran película, basada en una novela de Tore Renbergs

- Parar a mitad de camino (Andreas Dresen): Película alemana que narra el deterioro de un hombre de mediana edad al que le diagnostican un cancer incurable. La suerte está echada y solo quedan unos meses de vida. ¿Cómo lo toma la familia? ¿Qué reacción tienen su mujer y sus hijos? ”Esto le puede pasar a cualquiera” es la frase que queda flotando una vez consumado el descenlace, en una historia que no apela, por suerte, a sensibilerías baratas.

- El casi hombre (Martin Lund): Los 35 años son, para algunas personas, un limbo entre la juventud y la adultez. ¿Demasiado jóven para ser un viejo, demasiado grandulón para ser un chico? A esa edad, Henrik (Henrik Rafaelsen) se entera que va a ser padre, pero dado su comportamiento, aún no está preparado para serlo: sigue tontendo con su novia, yéndose de fiesta con los amigos y tomándose livianamente un importante empleo, aunque ninguna de estas actividades son realizadas con total convicción. Un film que muestra tiernamente el adiós a una etapa.

- Matrimonio (Carlos Jaureguialzo): Título ambicioso con dos pesos pesados como elenco, pero las expectativas se quedan a mitad de camino. Una nueva película sobre la crisis de la mediana edad que poco aporta. Un día en la vida de la pareja compuesta por Esteban (Darío Grandinetti), un neurótico publicista que sufre un bloqueo creativo, soporta los retos de su madre e imagina que su mujer lo engaña, y  Moly (Cecilia Roth), una compositora depresiva que efectivamente tiene una aventura, pero ni sabe por qué. La trama atraviesa dos historias paralelas que se cruzan en el final y, por mas que sus protagonistas den todo de sí, el film tiene gusto a poco.

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