domingo, 7 de abril de 2019

Por la Competencia Argentina se presentó Breve historia del planeta verde, de Santiago Loza, una road movie en la que tres amigos cargan con un extraterrestre para devolverlo a su lugar de origen.

Por Hernán Cortés

Los primeros instantes de Breve historia del planeta verde, que integra la Competencia Argentina del Bafici, no difieren del habitual universo cinematográfico de Santiago Loza: un sutil acompañamiento a personajes con algún tipo de herida emocional. Es el caso de Tania, una mujer trans que acaba de perder a su abuela y debe viajar al interior del país, junto a sus amigos Daniela y Pedro, para ocuparse de la casa vacía. Pero no tarda en aparecer un elemento disruptivo: la mujer que cuidaba a la abuela los anoticia de que la anciana ha criado un extraterrestre -sí- que encontró perdido y que su última voluntad era devolverlo al lugar de donde vino.



Pese a lo anormal que pueda parecer esto (hay hasta fotos de la señora junto al alienígena, lo que incrementa lo absurdo de la situación), nadie se sorprende demasiado al ver a esa criatura violácea que descansa en hielo, y mucho menos piensan oponerse al deseo de la finada. Asumida con naturalidad su misión, el trío se embarca en un periplo con el marciano a cuestas, que será al mismo tiempo una oportunidad para descubrirse a ellos mismos.

Loza apela al minimalismo narrativo (hay apenas algún episodio de discriminación durante el viaje), a la observación gestual, a los climas musicales y a algunas pinceladas de humor asordinado, para construir un relato entrañable, una oda a la amistad y una bienvenida sorpresa en su filmografía.

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