martes, 18 de octubre de 2022

El suplente (Argentina-España-México-Francia/2022). Dirección: Diego Lerman. Elenco: Juan Minujín, Alfredo Castro, Bárbara Lennie, María Merlino, Lucas Arrua, Renata Lerman, Rita Cortese. Guión: Diego Lerman, María Meira, Luciana de Mello. Fotografía: Wojciech Staron. Edición: Alejandro Brodersohn. Sonido: Lena Esquenazi, Leandro de Loredo. Distribuidora: BF París. Duración: 110 minutos. Salas: .

Por Hernán Cortés

El comienzo de El suplente nos ubica en la presentación de un libro de poesía, con su posterior cóctel y la ofuscación de un profesor que perdió un cargo en una cátedra universitaria (hay un cameo del escritor Martín Kohan). Pero la nueva película de Diego Lerman no trata sobre el mundillo literario y sus miserias sino que continua la línea del drama social de sus anteriores trabajos, donde el director abordaba temáticas como la violencia de género (Refugiado) o el tráfico de bebés (Una especie de familia). Tras pasar por el Festival de San Sebastián, el estreno local de El suplente coincide con los conflictos educativos que vienen dándose en los últimos días, aunque aquí, como se verá, no serán los alumnos quienes tomen un colegio sino que ellos mismos resultarán rehenes.

 

Lucio Garmendia (Juan Minujín), aquel docente desplazado, se ve obligado a tomar una suplencia en una escuela de Isla Maciel, en el partido de Avellaneda. El lugar no parece casual: es la zona de influencia de su padre, El Chileno (Alfredo Castro), un dirigente social con algunos problemas de salud que planea construir un comedor comunitario. Separado de su mujer, Lucio además debe lidiar con su hija de doce años (Renata Lerman, elegida mejor actriz de reparto en San Sebastián), que se niega a ir al colegio que él eligio para que haga la secundaria. Y por si esto fuera poco, sus nuevos alumnos no muestran interés alguno en la literatura, lo cual puede entenderse: a estos adolescentes, habitantes de uno de los sectores más vulnerables del Conurbano, los preocupa más que no les maten al padre o las changas con las que deben subsistir que la poesía de Juan Gelman.

Tras algunas hostilidades iniciales, Lucio establece cierta complicidad con los jóvenes, especialmente con Dylan (Lucas Arrua), un chico con un entorno familar difícil (como la gran mayoria) y suerte de protegido del Chileno. La película, sin embargo, no se reduce solo a un académico que se embarra un poco (por momentos el film recuerda al cine "escolar" de Laurent Cantet). Una disputa territorial entre su padre -que responde al intendente- y un narcotraficante de la zona, con la escuela como botín para la venta de drogas, pondrá a Dylan en el ojo de la tormenta y hará que Lucio se involucre más allá de lo que suceda en su aula.

A partir de allí, El suplente toma aires de western donde, al igual de lo que sucedía con los últimos protagonistas de Lerman, seguimos a un héroe anónimo constantemente acechado por el peligro, papel que Minujín resuelve con aplomo similar al de su personaje en la serie El marginal.

Pese a su clara intención de denuncia -y que en algunos instantes aspire a la corrección política (por ejemplo, la escena en que el bienintencionado Lucio discute con otros docentes que se niegan a dar clases en medio de aquel fuego cruzado)-, El suplente es además una película de segundas oportunidades: las de un hombre que sale de su zona de confort y decide poner el cuerpo, las de un hijo que debe tomar el relevo de su padre, las de un padre que registra los intereses de su hija. Porque para arreglar el mundo primero hay que arreglarse uno mismo.


       

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