martes, 29 de marzo de 2016

Sólo la verdad (Estados Unidos-Australia/2015)Dirección: James Vanderbilt. Elenco: Cate Blanchett, Robert Redford, Topher Grace, Dennis Quaid, Elisabeth Moss, Bruce Greenwood,
Dermont Mulroney. Guión: James Vanderbilt (sobre el libro“Truth and Duty", de Mary MapesFotografía: Mandy Walker. Edición: Richard Francis- Bruce. Música: Brian Tyler. Distribuidora: Distribution Company. Duración: 125 minutos. Salas: 10.

Por Hernán Cortés

"Si la realidad no coincide con la historia, problema de la realidad", enuncia, palabras más, palabras menos, un viejo dicho que circula dentro del periodismo. En tiempos donde la credibilidad de la profesión está más desprestigiada que nunca, resulta valiosa una película que aborda una investigación desde la ética y rigor de quienes la llevan adelante, aunque luego quede trunca (y el medio donde trabajan se desentienda ante cualquier dificultad). En ese sentido, puede verse a Sólo la verdad como la contracara de la ganadora del Oscar En primera plana, donde la información develada logra su cometido (desbaratar una red de pedofilia).


Basada en un caso real, la película transcurre en 2004 y tiene como escenario a la poderosa cadena CBS News, donde se emite el prestigioso programa "60 minutes", conducido por el no menos prestigioso Dan Rather (Robert Redford). Allí, la experimentada productora Mary Papes (Cate Blanchett) y un grupo de colaboradores planean un informe que promete ser una bomba: el mismísimo George W. Bush, que va por la reelección en su país, habría eludido responsabilidades en su rol como piloto durante la guerra de Vietnam.

La hipótesis se sostiene con las viejas herramientas del periodismo de investigación: algunas fuentes (ex compañeros de Bush que afirman que éste fue favorecido por su padre, en aquel monento diputado) y un par de documentos incriminatorios (memorandos donde se afirma que el entonces soldado se ausentó a evaluaciones). La primicia es anunciada y la adrenalina corre por todo el equipo periodístico, pero las fuentes irán desdiciéndose y la veracidad de los documentos será puesta en duda. Mapes y su gente, incluído Rather, pasan de ser valientes cuestionadores del poder a meros vendedores de pescado podrido.

Sólo la verdad expone los claroscuros de un oficio que, aún actuando de buena fe, siempre corre el riesgo de cegarse y querer imponer su versión a toda costa. También indaga sobre la doble moral de la corporación mediática, que si todo sale bien se arrogan el mérito, pero si algo falla dejan desprotegidos a sus empleados (luego de someterlos a una investigación interna, Mapes fue despedida y Rather obligado a renunciar).

Las más de dos horas que dura la película no resultan excesivas en absoluto. La trama es ágil, por momentos vertiginosa (aunque toma un poco a la ligera las presunta falsedad de los documentos), y cuenta con una actuación notable (otra vez, y van...) de Cate Blanchett como una adalid de la noble búsqueda de la verdad, acompañada por un sólido Redford. Periodismo (y cine) en estado puro.


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