Inabarcable. Cosmopolita. Adictivo. Así es el BAFICI, que
hoy, con la proyección de The Congress en
Parque Centenario, abrió su decimosexta edición (segunda bajo la gestión de
Marcelo Panozzo). Hasta el domingo 13, se proyectarán casi quinientas películas
y, como viene sucediendo año tras año, se espera record de público. La semana
pasada se vendieron cerca de 42.000 entradas anticipadas, por lo cual algunas
funciones están agotadas. Es el caso de, entre otras, Only lovers left alive,
de Jim Jarmusch.
Como novedad, a las clásicas secciones del festival
(Competencia Internacional, Competencia Argentina, Vanguardia y Género,
Baficito) este año se le agregará Sportivo Bafici, donde, aprovechando la proximidad del
Mundial, se podrán ver películas de fútbol y otros deportes. Allí se destaca The second game (Corneliu
Porumboiu), film que clausurará el BAFICI.
El año anterior, la
designación de Panozzo al frente del festival trajo consigo algunas
reticencias, sobre todo por el cambio de sede central: luego de quince años en
el Abasto Shopping, la “cocina” del BAFICI estaría en el complejo Village
Recoleta y en el centro cultural homónimo. A pesar de aquellos juicios previos
sobre la poca capacidad de las salas o la “exclusividad” del barrio, el nivel
de las películas y los invitados se mantuvo y el desarrollo del festival dejó
un saldo mas que positivo. Esta semana, en diversas entrevistas, Panozzo se
preocupó en aclarar que quiere un BAFICI que trascienda mas allá del “ambiente
del cine” y que el objetivo es acercar a la gente a películas que difícilmente
puedan verse en las salas comerciales.
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