sábado, 9 de septiembre de 2017

Una especie de familia (Argentina-Brasil-Polonia-Alemania-Francia/2017). Dirección: Diego Lerman. Elenco: Bárbara Lennie, Daniel Aráoz, Claudio Tolcachir, Yanina Ávila, Paula Cohen.
Guión: Diego Lerman, María Meira. Fotografía: Wojtek Staron. Edición: Alejandro Brodersohn. Sonido: Leandro de Loredo. Distribuidora: UIP. Duración: 80 minutos. Salas: .

Por Hernán Cortés

A juzgar por sus últimas tres películas queda claro que Diego Lerman no anda con rodeos a la hora de indagar en temas espinosos, poniendo el foco en la vulnerabilidad femenina frente entornos hostiles. El machismo en una sociedad dictatorial (La mirada invisible, de 2010) y la violencia de género (Refugiado, de 2014) ya habían sido tratados por el director, que ahora redobla la apuesta entregando un audaz y consternador relato sobre el deseo de ser madre contra todo y contra todos.


Se ignora al comienzo la razón por el cual Malena (la hispano-argentina Bárbara Lennie) desanda en auto los 800 kilómetros que separan Buenos Aires de un pueblo de Misiones. El transcurrir de los minutos revelará que es médica y que la visita a un hospital donde la recibe su colega Costa (Daniel Aráoz) no obedece a motivos profesionales. Malena viene a llevarse al hijo que dará a luz Marcela (Yanina Ávila), una lugareña con quien tiene todo acordado para lo entregue en adopción. Pero la aparición de un supuesto pariente de la embarazada que exigirá una suma de dinero hará que Malena quede involucrada en una oscura red de tráfico de bebés a la que ni Costa ni la jueza del lugar (Paula Cohen) son ajenos.

Una especie de familia pendula entre el drama intimista y el thriller, entre las grietas emocionales de Malena y el sinnumero de obstáculos a los que se irá enfrentando, apelando muchas veces a la ilegalidad por el solo hecho de estar con su criatura (por temáticas y locaciones, la película tiene puntos de contacto con El hijo buscado, de Daniel Gaglianó).

El corazón de la película es el enorme tour de force de Lennie, toda una revelación (no tienen el mismo relieve, en cambio, los personajes de Araoz y de Claudio Tolcachir como esposo de Malena). Más que juzgar el accionar de su protagonista, Lerman se limita a acompañar bien de cerca su desesperación con una movediza cámara al estilo de los hermanos Dardenne. Pese a que hay más de un momento en el que el film amaga con una resolución sólida y elocuente, el guión se reserva para el final un par de vueltas de tuerca inesperadas (y en algún punto excesivas). Con todo, se trata de una propuesta que invitará a la reflexión y al debate.


           

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