miércoles, 12 de septiembre de 2018

Del 13 al 19 de septiembre, en los Village Recoleta y Caballito, la muestra que exhibe la producción germana actual celebra sus dieciocho años. Serán en total trece títulos, con 303, de Hans Weingartner, como película de apertura.

Por Hernán Cortés

Pocos muestras están tan consolidadas en la agenda porteña como el Festival de Cine Alemán, el más longevo de aquellos que acercan a nuestro país filmografías de otras regiones. Pasaron dieciocho ininterrumpidos años desde que esta iniciativa del Goethe-Institue y la embajada germana se asomó tímidamente en las salas del cine Lorca. Ya asentado hace tiempo en las sedes de Village Recoleta y Caballito, el festival celebra la mayoría de edad ofreciendo en esta oportunidad -y como siempre- lo más destacado de la producción alemana actual. Desde este jueves y hasta el miércoles 19 podrán verse trece largometrajes, a los que se suman las clásicas secciones como La Película Muda (musicalizada por Marcelo Katz) y la exhibición de cortos Next Generation.




La apertura será con la road movie 303, dirigida por Hans Weingartner, conocido por haber estado detrás de la elogiada Los edukadores (2004). Aquí nuevamente la médula del film son los jóvenes, aunque no tres sino dos, y sus deseos de cambiar el mundo no pasan de unas cuantas charlas de bar (o de casa rodante). Jule y Jan son dos veinteañeros que dejan Berlín por distintas razones: ella, embarazada y dispuesta a ir a Portugal para anoticiar a su novio, y él, rumbo a España para conocer a su padre biológico. Coincidirán en la casa rodante de Jule y lo que sigue es un largo periplo con diatribas sobre historia, política, biología, amor, y donde -claro- tampoco faltará la tensión sexual. Nada que Richard Linklater no haya tratado antes, pero el carisma de la pareja protagónica logra que el film sostenga el interés en sus dos horas de duración

La naturaleza juega un rol protagónico en la selección de títulos de la presente edición del festival. En Ella y Nell, los climas que transita la conversación entre estas dos mujeres se fusionan y se confunden con la naturaleza y las atmósferas que atraviesan en el ascenso a una montaña. Aunque de manera muy diferente, la naturaleza es también protagonista del documental Lejos, que retrata un viaje de más de tres años alrededor del mundo, realizado sin subirse nunca a un avión y filmado por sus protagonistas, Gwendolin y Patrick.

Para los amantes de las composiciones de imagen precisas y cautivantes, En los pasillos es una cita obligatoria. Con sus prolongados planos fijos, captura las entrañas de un hipermercado; sus protagonistas son un grupo de repositores y, de forma muy poética, también su herramienta principal: los autoelevadores. Un verdadero “Arbeiterfilm” (género que retrata el mundo del trabajo y los trabajadores) que provoca empatía con los trabajadores de pocas palabras y sus vidas, que transcurren siempre al borde del abismo.

Con La revolución silenciosa, Lars Kraume (El Veredicto) aborda nuevamente un tema ético y, por ende, fundamentalmente político que puede leerse como una fábula sobre cómo los librepensadores pueden ser considerados un enemigo para cualquier sistema. Aquí se trata del régimen socialista de la RDA en 1956. Theo y Kurt, a punto de terminar la secundaria, impulsan un minuto de silencio en homenaje a las víctimas de la revuelta húngara, sin imaginarse las consecuencias que tendrá esta acción simbólica.

El thriller también dice presente. Cuatro manos es una película oscura acerca del lado oscuro del alma: dos hermanas deben volver a vivir tras haber presenciado el asesinato de sus padres. El documental The Cleaners es un thriller de otra índole, que se sumerge en el mundo de los ‘limpiadores’ de las redes sociales y nos enfrenta a una de las grandes incógnitas de nuestra época: ¿Quién controla lo que vemos y lo que pensamos? Aunque no tengan hijos, sobrinos ni nietos, vale la pena acercarse a ver Thimm Thaler, de Andreas Dresen (Verano en Berlín), seleccionada este año como película para toda la familia. Su realismo mágico, apenas divergente de la realidad, hechiza a grandes y chicos por igual.

La función de cierre consistirá, como todos los años, de un clásico del cine mudo recientemente restaurado y acompañado de música en vivo. El camino hacia la noche (1921), de Friedrich Wilhelm Murnau, es una verdadera rareza: la primera película del autor conservada íntegramente hasta la actualidad. La musicalización estará a cargo de un amigo de la casa, Marcelo Katz, quien compuso una pieza especialmente para la ocasión.

Más información:

www.cinealeman.com.ar


            

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