martes, 28 de marzo de 2017

Graduación (Francia-Rumania-Bélgica/2016). Dirección: Cristian Mungiu. Elenco: Adrian Titieni, Maria-Victoria Dragus, Lia Bugnar, Vlad Ivanov. Guión: Cristian Mungiu. Fotografía: Tudor Vladimir Panduru. Edición: . Sonido: Distribuidora: Distribution Company. Duración: 128 minutos. Salas: 18


Por Hernán Cortés

Ya bastante lejos de lo que se suponía una moda pasajera, el cine rumano continúa consolidándose a pasos agigantados. Al menos si se tienen en cuenta las películas que llegan a nuestras salas (afortunadamente con una frecuencia regular), de ninguna podría decirse que defrauda. La que arriba ahora a la cartelera es Graduación, de Cristian Mugniu, quien en 2007 estuvo detrás de la multipremiada 4 meses, 3 semanas, 2 días y que en la última edición de Cannes fue elegido Mejor Director (distinción que compartío con Olivier Assayas).


Pese a tratarse de una coproducción con Francia y Belgica, Graduación es una película ciento por ciento rumana: aunteridad en los recursos, actuaciones que rozan el ascetismo, planos fijos con largas conversaciones, humor asordinado y contexto realista son algunos de los rasgos de esta corriente que están presentes en el film. Aunque aquí la propuesta suma una dosis de oscuridad que la vuelve más compleja que otras producciones contemporáneas de su país.

Con una Transilvania golpeada por la crisis como telón de fondo, el film se centra en el derrotero de Romeo (Adrian Titieni), un médico cincuentón que lidia con un matrimonio prácticamente acabado, una joven con la que mantiene una relación paralela y, sobre todo, una  inteligente hija por la que se desvive. Eliza (Maria-Victoria Dragus) transita sus últimos días del secundario con altas calificaciones, lo que le permitirá obtener una beca en una universidad de Inglaterra. Pero, tras un confuso episodio en el que intentan violarla, la chica, lógicamente, entra en crisis, lo que hará que peligren los resultados de sus próximos exámentes. Empecinado en que su hija forje un futuro lejos de Rumania, Romeo apelará a todo tipo de recuros para que Eliza apruebe con las notas que le permitan acceder a la beca, de ser necesario salteándose los carriles legales.

Película que pone el dedo en la llaga de temas como el miedo a la frustración, las expectativas puestas en los hijos, la doble moral, las prácticas cuasimafiosas del "favor por favor" y la corrupción vigente aún en pequeños estratos, Graduación es un retrato de un sector de la sociedad rumana casi condenado al envilecimiento colectivo. A esta desesperanzado -por momentos angustiante- fresco, Mungiu le agrega pinceladas de suspenso que le dan una atmósfera enrarecida cercana al Haneke de Cache: escondido. Podría objetarse acaso la extensa duración del film, donde queda la impresión que se estira innecesariamente lo que pudo resolverse antes, pero es una observación mínima que no desmerece en absoluto sus virtudes.
    

        

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