jueves, 15 de diciembre de 2016

El secreto de Kalinka (Francia/2015). Dirección: Vincent Garenq. Elenco: 
Daniel Auteuil, Sebastian Koch, Marie-Josée Croze, Christelle Cornil, Lilas-Rose Gilberti, Emma Besson. Guión: Julien Rappeneau, Vincent Garenq. Fotografía: Renaud Chassaing. Edición: Valérie Deseine. Música: Nicolas Errera. Distribuidora: Mont Blanc. Duración: 87 minutos. Salas: 12.

Por Hernán Cortés

Adaptación libre de un caso real que conmovió a la sociedad francesa, El secreto de Kalinka narra la obstinación de un hombre en esclarecer la muerte de su hija adolescente (la Kalinka del título). El hecho ocurrió en 1982, y si bien en principio las causas no estuvieron claras, las sospechas recayeron en el padrastro de Kalinka, quien la habría drogado y abusado de ella antes de matarla. Durante casi cuarenta años, André Bamberski, el padre biológico, se enfrentó a todo tipo de trabas estatales, empezando por una autopsia irregular y continuando con una intrincada serie de recovecos judiciales que siempre terminaban favoreciendo al acusado. Pero el tesón de Bamberski  pudo más.


La película recorre de punta a punta el derrotero del protagonista. Interpretado por Daniel Auteuil, vemos cómo este ejecutivo francés encabeza una familia feliz hasta que su esposa Dany (Marie-Josée Croze) lo abandona por Dieter Krombach (Sebastian Koch), un médico alemán. El trágico suceso ocurrió cuando los dos hijos del ex matrimonio veraneaban con Dany y Krombach veraneaban en Alemania. Frente a la desidia estatal, Bamberski inciará por cuenta propia una obsesiva investigación (se documentará, consultará a especialistas, recurrirá a la prensa) que irá cerrando el círculo alrrededor de Krombach.

Alternando entre el drama familiar, el thriller judicial y el policial raso (Bamberski llega a considerar la justicia por mano propia), el film se distribuye en pequeños capítulos -con el recurso de abrir y cerrar en negro-, cada uno correspondiente a un año determinado y sus sucesos más trascendentes. Pese a que la linea narrativa va y viene en el tiempo, el seguimiento de la trama no se dificulta en absoluto. Una tratamiento ductil, sensible pero sin llegar nunca al golpe bajo, y un elenco a la altura (encabezado por el siempre sólido Auteuil) son los principales méritos de este canto a la perseverancia.


        

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