martes, 4 de octubre de 2016

El invierno (Argentina/2016). Dirección: Emiliano Torres. Elenco: 
Alejandro Sieveking, Cristian Salguero, Adrián Fondari, Pablo Cedrón, Mara Bestelli. Guión: Emiliano Torres, Marcelo Chaparro. Fotografía: Ramiro Civita. Edición: Alejandro Brodersohn. Música: Cyril Morin. Distribuidora: Cine Tren. Duración: 93 minutos. Salas: 23.

Por Hernán Cortés

Flamante ganadora de sendas estatuillas en San Sebastián (Mejor Fotografía y Premio Especial del Jurado) y Biarritz (Mejor Actor y Crítica) , el debut de Emiliano Torres traza un fresco sobre el costado menos amable de la Patagonia argentina, aquel que no figura en los folletos turísticos, y donde el viento, la aridez, la desolación y la hostilidad son amos y señores.


A través de las incursiones sureñas de Pablo Trapero (Mundo Grúa y Nacido y criado) pero también por medio de otros ejemplos recientes como Boca de pozo, de Simón Franco (casualmente, también con Pablo Cedrón en el elenco), el cine local supo explorar ese universo de expatriados que se instalan allí para trabajar -en la mayoría de los casos, en condiciones precarias- en el petroleo o el ganado. A esa rusticidad propia de hombres solos, El invierno le suma tensión generacional.

Rodado en una región precordillerana de Santa Cruz, el film de Torres tiene como punto de partida la llegada de un contingente de peones a una estancia para esquilar ovejas. Uno de ellos, Jara (Cristian Salguero), comienza a destacarse del resto y poco a poco -aun sin esa intención explícita- irá desplazando a Evans (el chileno Alejandro Sieveking), el viejo capataz. Mediante un acertado uso de silencios y climas, la primera parte del film describe esta fricción entre el recién llegado que toma protagonismo y aquel que empieza a ver su retiro como una opción inevitable.

Pero aún pudiendo utilizar este recurso narrativo durante todo el metraje, el director bifurca los caminos de Evans y Jara -aunque no conviene precisar las circunstancias-, y alternando el punto de vista entre ambos, se verá que comparten soledades, alienación y vulnerabilidad. Tanto Salguero como Sieveking resuelven con oficio la austeridad de sus personajes, lo mismo que el siempre cumplidor Cedrón en su rol de dueño de la estancia.

El gran trabajo del DF Ramiro Civita, enmarcando a esa inmensidad a cielo abierto como telón de fondo, le hace justicia al logro obtenido en el festival español. Pese a su resolución un tanto subrayada, El invierno ofrece una solidez y una prestancia que habla a las claras de un cineasta, ya desde su primer opus, bien seguro de lo que quiere.


 

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