martes, 18 de octubre de 2016

Maldito seas, Waterfall (Francia/2015). Dirección: Alejandro Chomski. Elenco: 
Martín Piroyansky, Rafael Spregelburd, Juana Schindler, Walter Jakob, Javier Lombardo, Luis Machín, German de Silva. Guión: Alejandro Chomski. Fotografía: Lucio Bonelli. Edición: Andrés Tamborino. Sonido: Martín Grigniaschi. Distribuidora: Buena Vista. Duración: 70 minutos. Salas: .

Por Hernán Cortés

¿A qué se dedica Roque Waterfall? No se dedica, como él mismo se encarga de aclarar. Es que este treintañero, que vive de una renta familiar en el Barrio Parque Los Andes, en Chacarita, no parece tener más preocupaciones que grabar los partidos de Atlanta en una videocassetera, leer el diario en un bar mientras se toma un vermouth o salir a dar vueltas en auto con su amigo Harry.

 
El inicio de la película de Alejandro Chomski -una adaptación de la novela homónima de Jorge Parrondo- describe la apacible existencia de esta suerte de retro hipster encarnado por Martín Piroyansky. Reposado en su tono y monocorde en sus diálogos, ese primer tramo no despierta demasiado interés ni empatía, pese al dream team que rodea al protagonista (Walter Jakob como su amigo, Luis Machín como un ex combatiente, German de Silva como un homeless). Todo parece cambiar cuando un cineasta alemán de paso por Buenos Aires (Rafael Spregelburd), fascinado con el "nihilismo" de Waterfall, decide grabar un documental que refleje su vida cotidiana.

A partir de allí, y al igual que sucedía con UPA (una película argentina), el film toma el rumbo de la autoparodia y se ríe de las situaciones y los clisés que rodean -desde el making off hasta los premios en festivales- a la producción independiente. Sin embargo, este exponente local de cine dentro del cine, si bien maneja un par de ideas ingeniosas y algún cameo simpático (Gabriela Rádice y Matías Alé haciendo de sí mismos, Mauricio Dayub como cuidacoches), no llega a ser del todo fluído ni logra la mordacidad que seguramente se propone. 


        

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